Puede que éste no sea un lugar de muchas palabras, pero sin duda será un lugar de mucho significado.

lunes, 27 de septiembre de 2010

El sexo

Es importante. Todos lo sabemos, o por lo menos lo decimos. Se suele decir que todo es sexo, que todo lo hacemos por sexo y que todo tiene, en mayor o menor medida, un mensaje implícito de sexo. Sin embargo, ¿por qué en los momentos que de verdad importan, en los que realmente nos sentimos bien, se nos va de la cabeza y ni siquiera nos acordamos de él?

Hoy quiero plantear el tema desde otro punto de vista. De hecho, quiero darle la vuelta al punto de vista anteriormente descrito. ¿Y si el sexo fuera un aliciente para seguir viviendo a pesar de la carencia de lo deseado?

A todos nos falta algo. Todos perseguimos algo, todos. Socialmente el sexo es sinónimo de felicidad, de complacencia. Es polivalente, y, por qué no decirlo, gusta y nos hace olvidar, por un momento, las penas. De esta forma, se convierte en sustitutivo de todo aquello que nos falta. Seguridad en uno mismo, respuestas, felicidad, seguridad en tu pareja, amor. Al ser estas necesidades muy difíciles de suplir en gran cantidad de circunstancias, y al hallar el sexo tirado en la calle, en la vuelta de cualquier esquina, en internet, el sexo se convierte en nuestro objetivo primordial.

De esta forma, tiramos hacia delante, sobrevivimos en la cruel sabana que es la sociedad, y nos entretenemos con lo que tenemos en el paso que es la vida hacia la muerte.

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