Puede que éste no sea un lugar de muchas palabras, pero sin duda será un lugar de mucho significado.

viernes, 8 de octubre de 2010

Nieve...

Tu suave roce me hiela la sangre, tu luz me deja perplejo. Tu tranquilo descenso me calma, tu color me inspira. Tu inconfundible forma me encandila, tu magia me excita.
Y llega el momento. Un momento lleno de pasión, de dulzura a rebosar. Un momento en el que todo se vuelve uno. El odio y el amor se fusionan, la felicidad y la tristeza se unen, la furia y la pereza no importan más. Un momento en el que los pensamientos fluyen como hojas secas que caen al río. La muchacha del segundo descansa, tras un ajetreado día de trabajo; dos compañeras de piso discuten acerca de quién debe qué a quién; una pareja disfruta de una deliciosa cena italiana para dos en el restaurante más caro de la ciudad; una niña juega con su muñeca ajena a todo lo que pasa en el mundo.
Y en medio de todo esto, de todo este gran caos, esta disparatada amalgama sin mesura, tú decides bendecirnos con tu sagrado toque, que alcanza por igual a todo el mundo. Caes y llenas todo a tu alrededor de la blancura que demuestra que todo seguirá igual después de marcharte, que nada cambiará, que seguiremos todos viviendo nuestras vidas y que no hay nada que podamos hacer para evitarlo.


Rescato texto del pasado viniendo bastante a cuento

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