Lo sabía. Sabía que no duraría. El tiempo es duro enemigo y la distancia el arma más letal. Con ganas se puede, me repetía, pero era obvio que no se podían esperar ganas de cualquiera. Nuestra obra finalmente se convirtió en algo parecido a la torre de pisa, algo que, si bien se mantiene, no crece por igual: desequilibrio.
Mi primera obra. Quizá algún día la vea acabada.
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