Puede que éste no sea un lugar de muchas palabras, pero sin duda será un lugar de mucho significado.

viernes, 11 de junio de 2010

Sobre la feminidad


El mundo gay es un laberinto compuesto por muchas trabas impuestas por la sociedad. La mayor de ellas es la feminidad. Si quieres ser gay y triunfar, no puedes ser femenino. Es una regla no escrita, pero cierta en el cien por cien de los casos.

Yo sinceramente estoy un poco harto de esto, por tres razones. La primera es que la feminidad va escrita en nuestros genes. No tengo estudio científico avalando esto, pero es una verdad irrefutable. Admitámoslo, todos somos femeninos. La segunda razón es que por culpa de dicha traba a veces dejamos de ser nosotros mismo, algo bastante doloroso. La tercera y última es que yo mismo he experimentado cierta atracción hacia ciertas maneras afeminadas con lo cual, después de todo, no parece ser un pecado tan grande el ser afeminado.

Sin embargo, seguimos evitando parecer “maricones”. No muevas las manos, no sonrías demasiado, no uses palabras como “cari”, “chuli”, o “caca”… no seas tú mismo, no hagas lo que te dé la gana. ¿Hay algo más estúpido? Yo creo que no. Pero seguimos atados de pies y manos.

Viendo la nueva entrega de Sexo en Nueva York en el cine, película con poca carga reflexiva a mi gusto, caí en la cuenta de que uno puede ser uno mismo siempre que quiera, al igual que puede dejar de serlo cuando le convenga. Bajando las escaleras a la salida, casi instintivamente e impulsado por el ambiente pretencioso, elevé mis talones y comencé a andar como si llevara tacones. Sólo duraría un momento, pero me haría sentir bien, ser yo mismo por una vez.

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