Puede que éste no sea un lugar de muchas palabras, pero sin duda será un lugar de mucho significado.

viernes, 4 de junio de 2010

Vida y obra de un Dios


Mi nombre es Bogusz (la gloria de Dios). Nací en una familia judía bastante acomodada del sureste de Kraków (Cracovia, Polonia) un 20 de Enero de 1920. Mis padres me criaron como a cualquier judío, me inculcaron los principios de la fe y de los negocios. Sin embargo, yo nunca fui como el resto de mis hermanos. A medida que iba creciendo, se veía en mí un aire distinto. Era visiblemente más bello que el resto, a pesar de nuestras patillas y gorros nada favorecedores. Mi fuerza también se hacía notar, realizando cualquier tarea sin esfuerzo alguno. La gente me miraba raro, notaba cierto desprecio en su trato para conmigo. Mis padres estaban orgullosos de mí, me veían como la gloria proveniente de su unión (de ahí mi nombre).

En 1940 yo ya era un joven fornido y dispuesto a todo cuanto fuera necesario para llevar a mi familia al triunfo. Por desgracia, en esa fecha se creó el Gueto de Kraków, según el cual todos los judíos no considerados aptos para trabajar serían ejecutados. Fui testigo de matanzas masivas, el terror se respiraba en cada ladrillo de la ciudad. Cuando vinieron a mi casa, mi familia y yo planeamos ser fríos como el hielo. Al fin y al cabo, no había ningún inútil en nuestra familia, así que sabíamos que íbamos a ser todos enviados a trabajar. Cuando vi al comandante general supe que nos habíamos equivocado. Dobieslaw (se esfuerza por la gloria) era imperioso y lascivo. Disfrutaba viendo sufrir y no se molestaba en ocultarlo. Había maltratado a mi madre y a mi padre cuando fijó su mirada en mí. Yo me preparaba para empezar a recibir golpes, pero en vez de eso, recibí una mirada de asombro. Dobieslaw me miraba con incredulidad, y con admiración al mismo tiempo. Poco tardó en mandar a sus soldados a que acabaran conmigo. Entre tanta conmoción vi cómo el comandante daba una orden a uno de los soldados al oído. Cuando estaba a punto de perder el conocimiento dejé de recibir golpes. Los soldados se perdían de vista. Un silencio sepulcral me acompañaba. Me sorprendió la voz del comandante:
- Ahora sabes lo que es empezar con buen pie.
Dobieslaw me explicó que yo había nacido para ser venerado. Enviado por la mismísima Atiqua Azad, mi misión en la tierra era crear adeptos, buscar poder. En mi mano estaba la victoria de Atiqua contra otros dioses y su toma de poder en el mundo de los mortales. Dobieslaw me abrió los ojos e hizo que odiara a mis padres desde lo más profundo de mi corazón por haberme mantenido alejado de mi destino. Los había mantenido reclusos para que me encargara de ellos una vez estuviera preparado. Lo hize un 31 de marzo de 1943. Les hice sufrir a latigazos, tragar su propia sangre, les dije cosas horribles y retorcí sus cuellos mientras me miraban a los ojos. En ese momento Dobieslaw supo que estaba preparado y me convirtió en lo que ahora soy. El comandante me enseñó las consecuencias de mis decisiones y el poder en mí para cambiar el futuro.

Dobieslaw sin embargo olvidó convencerme de la gloria que obtendría al otorgar a Atiqua el mundo en sus manos. Olvidó hacerme ver que el mundo en mis manos no era una opción. Olvidó que yo podría planear una toma de poder encabezada por mí mismo. Ahora todo dependía de mí. El mundo se rendiría ante el más fuerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario