Un beso no es sólo un beso. Son cosquillas, palpitar de corazón. Una corriente de impulsos nerviosos que reafirman nuestra existencia y nos dice que estamos donde tenemos que estar. Un beso es un mensaje, con código: la lengua; canal: la saliva; diciendo "estoy contigo, te quiero, eres el elegido, soy tuyo".
¿Hay entonces besos vacíos? Sí. Son aquellos que se ruegan, los que se roban, los que se dan porque la sociedad lo impone. Son esos tras los cuales nos quedamos indiferentes, como si nada hubiese pasado.
Algunos dirán que estos últimos son una plaga, un cáncer que se extiende, el mal. Sin embargo, a ellos les diré que no han sabido ver la cualidad sustitutiva que tienen para con a los primeros.
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