Altibajos continuos son los que acompañan la vida responsable. Lo que se debe y lo que se quiere hacer están a menudo en discordancia, y por eso, nacen las crisis de identidad. Sin embargo, y aunque a veces pueda parecer lo contrario, hacer las cosas bien al final proporcionan una felicidad a largo plazo que no se puede comparar con los placeres instantáneos.
Es la seguridad en uno mismo, la complacencia con respecto a una vida, la alegría de haber probado. Por eso hay que seguir intentándolo.
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