Un filme de un cineasta aficionado y muy cinéfilo que deja latente en su obra su amor por lo que hace y que consigue cada vez superarse un poco más. Así podría definirse la tercera y última entrega de la saga "My Name is not Bond, James Bond": Las Doncellas de Calabresí.
Técnicamente la saga experimenta una evolución de principio a fin. Actores aficionados y cámaras de nivel usuario acompañan al rodaje de la trilogía, sin embargo, tanto unos como otras alcanzan un cariz más serio conforme se complementan con conocimientos y experiencias en el mundillo. Esta entrega ofrece mucha más calidad que las anteriores, consiguiendo dejar a todos con la boca abierta en algunas ocasiones en que se consiguen resultados verdaderamente profesionales.
El argumento se queda un poco cojo debido a la modificación de última hora por la falta de uno de los personajes principales, pero dicho cambio también ha hecho mucho bien en la película ya que se añade contenido que sin duda constituye una de las mejores bazas de la obra (los personajes Encanna González y Gustavo Manzano). Como consecuencia de esto, la historia cierra de forma un poco menos conclusiva pero nos ofrece un resultado mucho mejor que el que podría haber ofrecido el anterior personaje principal.
Por si fuera poco, el humor además se ha agudizado. Esta vez sí era inevitable soltar carcajadas en ciertos momentos, y por esto se disfruta de la película dejando buen sabor de boca.
Sin embargo, esto no se convierte en más que una simple excusa para rodearse de gente buena, de momentos de paz y de unos pocos de agobio, de bonitas charlas, de risas, y, sobretodo, de amistad.
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