Detrás de todo final hay un comienzo.

Al recoger todo lo que me mantiene atado a este lugar me doy cuenta. Es increíble cómo unas pocas cosas hacen de un habitáculo tu hogar. Me vi tanto en tu cuarto, sentado, en la cocina, preparando pasta, o en el baño afeitándome que asimilé que era mi lugar. Sin embargo llega el día en el que me tengo que ir, y todo parece tan distinto cuando la veo sin nada, y a la vez tan familiar.

Da pena, pero sé que encontrarás otro lugar. Como un día me dijeron, "detrás de todo final hay un comienzo", y es cierto. Estoy triste por el final, pero al mismo tiempo excitado por la incertidumbre, por el comienzo. La verdad es que es una mezcla bastante bizarra, mi cuerpo no sabe cómo reaccionar, simplemente dejo que el momento pase con cara de pardillo para ver qué ocurre después.

Adiós, querido pisito.