Puede que éste no sea un lugar de muchas palabras, pero sin duda será un lugar de mucho significado.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Conocer gente


¡Es tan divertido!

Los nervios, esos que se sienten al pensar en cómo va a ser, qué vas a decir, cuál va a ser su reacción. Esos nervios que surgen en el ratito esperando en un portal cerca del lugar dónde habéis quedado a que llegue la hora, para no esperar y no hacer esperar demasiado, al tiempo que comienzas a imaginar la situación.

El frío que se siente cuando ves a esa persona de lejos, esperando a que llegues para verte, y establecer un juicio. El frío que nace de la incertidumbre. ¿Le gustaré? ¿Hablará? ¿Se quedará callado?

Las primeras impresiones, tan importantes para encuentros de este tipo. Aquí tienen especial importancia el saludo, si es un beso, un abrazo o un "hola", así como las primeras palabras. La voz, el tono, y el contenido. ¡Son tantos parámetros en apenas unos segundos!

La cita. Cómo se planeó y cómo transcurrió en realidad. Las diferencias que hay entre lo que imaginaste y lo que de verdad es. ¡Estás en una cita! Parece de película, estás conociendo a alguien.

La magia. De repente estás consiguiendo que dos mundos completamente dispares se unan en uno, estás entrelazando dos vidas inconexas, en un momento que les durará para siempre. ¡Es curioso ver cómo tras unas horas con alguien ya forma parte de tu vida!

Los gestos, las manías, las miradas, las palabras... todas están medidas, pero siempre se escapa algo que no queremos, y en eso es en lo que nos fijamos, donde realmente se ve a la otra persona, lo curioso y lo encantador de ésta.

El paseo de después. Las impresiones ya se plasman, se cuentan, se comparten. Aún quedan dudas, sobre si causaste buena impresión, si llegaste donde querías, si lo has conseguido.

Y por fin, la despedida. La cita ha ido bien, parece que os entendéis, que ambos sois interesantes. ¿Cerramos con un beso? ¡Por supuesto!

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