Algunos pensaron que ya lo teníamos todo visto. Que este juego no iba a aportar nada y que era una estrategia comercial más para embolsar dinero fácil.
No se equivocaban demasiado. Mario Kart Wii es en esencia el mismo que una vez conocimos cuando eramos unos chiquillos y las consolas sólo tenían 16 bits. Escenarios cortos y cíclicos, coches, trampas y velocidad. Sin embargo, hay algo en lo que no repararon sus más exigentes críticos. El entretenimiento.
Ninguna revista (ya sea en formato físico o digital) podrá decir con claridad una cifra más o menos exacta de las horas de juego de esta pieza. Porque la importancia aquí no es seguir un argumento y terminarlo. La importancia en Mario Kart reside en pasarlo bien con amigos de vez en cuando, y ahí, Mario Kart Wii supera a cualquier otro antecesor. La culpa de esto la tiene la dificultad. Nintendo ha conseguido que Mario kart Wii suponga un reto para todos, desde el principiante hasta el experto en el cual nunca se debe uno de despistar. Te propone un objetivo, superación personal, mejorar tu habilidad.
Y lo cierto es que funciona. Hacía tiempo que no se me pasaban los días corriendo a costa de usar la consola.
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