Miro a mi alrededor y estoy rodeado de cosas bonitas. Un corazón dedicado, fotos regalándome sonrisas, un póster de felicitación, cartas con adornos, y muchos paisajes. Uno se crea su entorno con cosas que le proporcionan felicidad y que en consecuencia crean una atmósfera placentera.
Ahora mismo me veo aquí y recuerdo cómo hace menos de un año pensaba en gente haciendo sus vidas, ya sea tomando un café, viendo una serie o charlando con un amigo que hacía tiempo que no veían, y pensaba en qué cómoda y qué bien vivía la gente. Ahora pienso en esos momentos y pienso que yo también vivía cómodo, y me miro ahora y soy capaz de sentir la comodidad que antes deseaba. Sencillamente yazgo en la cama y escribo algo antes de tener un gran día en compañía de una gran amiga. ¿Hay algo más bonito que eso?
Me imagino que será cuestión de perspectivas. Cuando no estás bien del todo piensas en un sitio lo idealizas, y ello te hace desear estar allí, en ese sitio creado en realidad en tu cabeza. Del mismo modo cuando estás bien cualquier sitio te parece genial.
Y como hay momentos para todo, al parecer éste es un momento para disfrutar, para no irse a ningún lado, para quedarse aquí, en esta vida, y vivirla al máximo.
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