¿Sabes qué?

Siempre te hablarán de equilibrio. De mantenerte en pie, de no caer. Algún día te soltarán el rollo de "in medio stat virtus" y te lo creerás. Desde ese entonces, tu vida sólo tendrá un objetivo: el equilibrio.

Luego verás en el mundo muchas cosas. Egoísmo, o la ley del embudo. Guerra, o gente muriendo para que otros vivan. Pobreza, o unos tanto y otros tan poco. Injusticias aquí y allá.

Verás que la balanza no está bien por ningún lado. Hay gente que sufre muchísimo, otros a los que les llueven las alegrías. Gente que tiene de todo y no valora nada, gente que no se tiene ni a sí mismo y ama la vida. Y seguirás en tu incansable búsqueda...

Finalmente, y si no acabas celebrando con copas de champán que más es más, llegarás a la conclusión de que la virtud está realmente en el cristal que elijas para ver la realidad. Que no se basa en un cristal que cubre las cosas feas y las sustituye por cosas bonitas, sino en saber ver en cada situación una oportunidad. Entonces te darás cuenta de que por fin has encontrado el equilibrio en algo. De hecho, sabes que es en el único lugar donde podrás encontrarlo.


En tu propia mente.